miércoles, 4 de junio de 2014

DEL TIEMPO O EL DESEO DE ETERNIDAD.

Bueno (ajú, mal vamos si empiezo con un "bueno", pero ya se me han acabado todos los conectores posibles para empezar los artículos...), en este artículo teníamos que escribir sobre un capítulo del libro que quisiéramos de entre los que nos habían sido dados a elegir. Yo en mi caso como no conocía ninguno de los libros, he elegido uno al azar llamando La Sabiduría de la Antigüedad de Michel Onfray y la verdad que de todos los capítulos que lo componían, el único que me llamó la atención fue Del tiempo o el deseo de eternidad, que es sobre el que voy a escribir a continuación.


Como cualquier persona pasota, tengo que decir que cuando me acordé de que tenía que escribir el artículo lo primero que pensé fue "buaf, qué asco... pues nada, a leer el capítulo y a ver que sale". Ahora tengo que decir que una de las cosas que más me gusta de filosofía es que te quita todas las tonterías. Desde el momento que vi el capítulo y lo leí por primera vez, tuve la sensación de ser una completa estúpida e ignorante. 
La lectura empieza hablándote del olvido, las relaciones, el daño... ¿Alguien me explica que tiene esto que ver con el tiempo? ¿Qué le pasaba a este hombre en la cabeza; cómo ha podido equivocarse escribiendo el título de un libro que supuestamente tiene tanta importancia en el mundo de la filosofía? Imagino que preguntas así no me iban a ser resueltas hasta llegar a leerlo por completo y, aún así, entendí entre poco y nada de todo lo que había leído. ¿Por qué es tan difícil entender a alguien que utiliza vocablos de prominente complejidad? Continuando con esa primera lectura mecánica, seguía viendo dificultades y más dificultades. Que si ahora de olvidar pasamos a odiar, luego a perdonar, después a la venganza y el resentimiento y, finalmente, al tiempo. Aquí es cuando dices tú "bien, por fin llegamos al tema principal", pero no, aquí es donde te empieza a hablar de tiempo y música. Pero a ver Michel, después de todo lo que has dicho del odio, el resentimiento... ¿me estás diciendo que la música transmite lo malo de nuestra realidad? No entiendo nada. Me surgen más preguntas, cada cual más estúpida y sin sentido que la anterior, por lo que no me voy a molestar ni en dejar que las leas. Avanzando un poco más me doy cuenta de lo inútil que me resulta esta lectura y opto por volver a empezar desde el principio (con un diccionario en la mano) para leer y entender todo frase a frase, vamos, lo que para nosotros es una lectura comprensiva. Así que ahora sí, aquí es donde empieza lo importante del artículo.

Continuemos examinando el tiempo. Desde el momento en que llegamos a esta vida, el tiempo nos gobierna. Lo medimos, lo señalamos... pero no podemos vencerlo ni hacer que vaya más deprisa o más despacio. ¿O quizá sí podemos? Todos hemos experimentado la sensación de que los momentos preciosos pasan demasiado deprisa y hemos deseado que duraran más; o se ha parado el tiempo en un día gris y hemos deseado que corriera. Quizá no tengamos poder para decidir qué momento será más denso para nosotros, pero sí somos conscientes del cambio que nos produce. A todos se nos hacen eternas las horas en el instituto y cada hora más pesada que la anterior. Preguntamos la hora a un compañero, volvemos a preguntarle lo que para nosotros sería como media hora después y nos dice que sólo han pasado cinco minutos. ¿Cómo es esto? Seguro que hemos parado el tiempo. A nadie se le ha ocurrido pensar que si pasáramos nuestra vida en clase siempre, podríamos ser casi inmortales. ¿Quién decide cuando nos llega nuestro momento? ¿Por qué lo que debería ser efímero apenas dura unos segundos? Planteémoslo así: si fueran eternos los momentos que nos gustan, ¿por qué íbamos a disfrutarlos? Si son para siempre, ya tendremos tiempo de aprovecharlos, ¿no? Pues este planteamiento le da significación a muchas cuestiones. ¿Por qué cuando estamos muertos de sed (no muertos literalmente, sino que tenemos mucha sed) y bebemos agua, nos sabe a gloria? ¿Por qué un abrazo, que dura apenas unos segundos, puede animarte todo un día que has estado decaído? ¿Por qué con escuchar tu canción favorita una vez, sólo una vez, sabiendo que llevas toda la tarde escuchando música, eres capaz de ponerte a saltar y cantarla a berridos? (Ésta última no sé si la ponéis en práctica, pero como yo escribo desde mi punto de vista, pues pongo lo que yo hago y sí, si suena mi canción favorita se entera todo el vecindario). Respuesta a estas preguntas: porque dura apenas un momento. Cuando estás bebiendo agua normalmente, no te paras a pensar "oh Dios mío, que bien", simplemente te la bebes y punto. Si estuviéramos todo el día abrazado a una persona, en vez de alegrarnos sería un agobio, ¿de verdad quieres estar tan limitado en tu vida? Y poniendo el último caso, si estuvieras todo el día escuchando tu canción favorita, la tendrías más que aborrecida. Todos escuchamos música, independientemente del tipo que nos guste, pero ésta varía según nuestro estado de ánimo. Si estás feliz, escuchas canciones movidas y alegres; y si estás deprimido, buscas canciones tristes para sentir comprensión por parte de la música. Aunque, ¿a qué se debe que estemos deprimidos? 
Yo, como voy siguiendo una reflexión relacionada un poco con el libro, digo que esta depresión puede deberse a una pelea con algún amigo. ¿Por qué no? Por poder, puede ser cualquier cosa. Voy a dar por hecho que todos, en algún momento de nuestra vida, hemos perdido a algún amigo quizá por una pelea o simplemente porque ya estábamos hartos el uno del otro, o sólo uno de otro. En cualquier caso, la cosa es que resulta muy difícil seguir adelante sin pasar por diversos estados de ánimo. Sentimos que estamos divididos: por una parte, nos gustaría que todo volviera a ser como antes, pero por otra parte, sólo queremos olvidar a esa persona y todo aquello que puede provocarnos un dolor psíquico. Se agolpan sentimientos que, para bien o para mal, pueden hacernos conscientes de hasta qué punto seríamos capaces de hacer cualquier cosa por otra persona. También podríamos tener diferentes reacciones respecto a este asunto; unos podrían decidir olvidar a la otra persona, pero eso significaría poner en claro todos los asuntos ocurridos entre ambos, no únicamente dejar de hablar con la otra persona y usar un trato de completos desconocidos; otros podrían querer vengarse, pero eso no le haría bien a nadie, ya que te harías más daño a ti mismo de lo que le haces a la otra persona. Aunque debemos ser conscientes de que no estamos atados a nada ni nadie. 

Todos tenemos una serie de hábitos que, precisamente, se llaman hábitos porque son cosas que hacemos habitualmente, como puede ser correr, barrer playas, escuchar música... y para que sean considerados "hábitos" tiene que darse el caso de que lo vengas haciendo desde tiempo atrás, lo que implica tu pasado. Y aquí surge otro dilema: queremos cambiar nuestro futuro, pero eso implicaría tener que dejar de realizar nuestras costumbres. ¿Qué hacer: continuar con nuestra monotonía o cambiar de hábitos? Son pequeñas dudas que a cada uno le surge en su tiempo, que para uno puede ser con una gran diferencia temporal respecto de otras personas, porque es posible que lo que para ti pueden ser dos minutos, para mí sean cuatro. Cada uno vive el momento a su manera y derrocha el tiempo como quiere, así que para ti tu tiempo y para mí mi tiempo; y puede darse que este tiempo sea el que indique hasta dónde llega nuestra eternidad y pueda verse afectado por los demás. No creo que alguien que vive estresado, todo el día estudiando, sin amigos, con problemas y sin nadie a quien contárselos viva tanto o más que alguien que es feliz. 

Realmente no sé qué reflexión o que fin tenía el texto sobre el que he escrito el artículo, pero creo que me ha servido para darme cuenta de que estamos enseñados para hacer las cosas mal y con prisas (cosa que con este texto no puedes hacer si quieres que salga un comentario medianamente aceptable) y esto puede reducir nuestro tiempo de vida, así que yo me voy a aprovechar mi tiempo con gente que me importa. Espero que hayas aprendido algo leyendo este texto, tanto como yo he aprendido que no debemos depender de nadie, ni tampoco aislarnos del mundo para sentirnos seguros.

"Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución, lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, por eso ámala, sé feliz y siempre sonríe, sólo vive intensamente. Antes de hablar, escucha. Antes de escribir, piensa. Antes de herir, siente. Antes de rendirte, intenta. Antes de morir, vive."

No hay comentarios:

Publicar un comentario